No tendrás
ganas de tomar café esta mañana ni yo de no irme,
el
cielo es tan sangrante, sucio, bañado de una furia salvaje,
con
nubes como coches de un deshuesadero,
mientras
escucho en silencio el polvo que cae sobre mis manos,
el
escozor amarillo de las pequeñas partÃculas que salen
de tu
sueño.
No tendrás
ganas de deshollar con tus uñas largas la piel oscura
del
cielo,
ni de
verme a los ojos para saber si estas allÃ
o de
sumergirte con la cabeza puesta para ver un comercial de
televisión,
no tendrás
ganas de odiarme mas de lo debido,
ni de
decirme cosas que hablen salvajemente de aquello que fue
hermoso,
yo, tu,
el cosmos antediluviano, la arribazón de tortugas en la playa
y
nuestro amor encima, con sus rayos cayendo
hacia
la cama.
Espero
en la puerta de la cocina,
quisiera
decirte algo importante,
simplemente
ven, asómate a mirar, mira,
la
silueta del amanecer subiendo por los edificios,
nuestro
amor amontonado en el cesto de la ropa sucia
y tu
piel tan tibia que conmueve,
yo,
antes de ser tu,
y da
miedo pensar que hoy somos tan pobres
como el
papel de un sobre que tuvo una carta de amor adentro.
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